Contemplando la Creación: LA PANDEMIA NO ES UN CASTIGO DEL CIELO
Ángel Espino García
1.- Cuentan que un hombre llamado Adán comenzó a perder la vista. Fue a consultar al especialista quien después de un riguroso examen, le dijo que sus ojos estaban muy enfermos y que un día iba a quedar ciego. Le aconsejo que se prepare mentalmente porque eso es terrible. El hombre salió enojado y se fue a su casa a gritar desesperado. Decía: se acabó mi vida y no aguanto más. El doctor lo visitó, oyó sus lamentos y le dijo: amigo, le voy a dar un consejo. Acepte y ame a su ceguera. ¡Cómo voy a amarla si arruinó mi vida! El doctor se despidió muy amable y se fue.
2.- ASÍ EN LA VIDA.- El Covid-19 no es un castigo del cielo. Dios es nuestro Padre y Creador amoroso. La pandemia mundial no es castigo sino un claro signo de los tiempos. Cristo dijo a los judíos: ustedes saben interpretar cuándo va a llover y cuándo habrá verano, pero no saben interpretar los signos de los tiempos. Los fariseos a pesar de ver a los paralíticos y leprosos que se curaban con la voz de Cristo y a pesar de que Lázaro resucitó, ante la palabra del Señor, después de estar cuatro días en el sepulcro, se endurecieron, lo negaron y lo crucificaron.
3.- LA HUMANIDAD ESTA PERDIENDO LA VISTA. 1) La violencia creció en las calles, pueblos, hogares, escuelas y naciones. Dice Rubén Darío en “Los motivos del lobo”: “Hermanos a hermanos se hacían la guerra. Perdían los débiles y ganaban los malos”; 2) Los poderosos aprueban el aborto. En el año 2019 se registraron 50 millones de abortos. Herodes sigue vivo y derrama ríos de sangre inocente; 3) La destrucción de las familias. Los grandes de la tierra hacen leyes para legalizar casamientos del mismo sexo, imitando a Sodoma y Gomorra en esta era moderna y pecadora. 4) Los niños varones pueden elegir ser niñas y las niñas pueden elegir ser varones. El ser humano está ciego y no acepta a Cristo que es la Luz. Desplaza a Dios y se coloca en su lugar.
4.- DIOS NOS OFRECE OTRA OPORTUNIDAD.- El virus es un ente físico pequeñísimo pero tiene un gran poder destructivo. ¿Qué debemos hacer? Lo que hacía Moisés con los Israelitas, cuando por sus rebeldías, las serpientes en el desierto los mordían y morían. 1) Reconocer las faltas y arrepentirse ante Dios y ante Moisés; 2) Unidos como pueblo, clamar a Dios y pedir su misericordia; 3) La serpiente de bronce era una figura de Cristo Crucificado. Hay que orar a Dios con fe, reconocer nuestras fallas y las del mundo, pedir perdón, como comunidad mundial, nacional, familiar y personal, y hacerle caso al Moisés actual, que es el Papa Francisco con su colegio apostólico, conformado por nuestros Obispos. Veremos si el mundo reacciona, y si no, quizás venga el Apocalipsis. No destruyamos el planeta. ¡Salvemos lo verde!