¿Cómo enfrentan la crisis sanitaria los colegios particulares?
Un estudio coordinado por el ITESO y la Ibero Ciudad de México documenta los desafíos que han enfrentado estas instituciones, en todos los niveles, debido a la contingencia sanitaria, así como los retos de cara al regreso a las aulas.
Hace un año, las escuelas del país se enfrentaron al que ha sido, quizá, el mayor reto de su historia: prácticamente de un día para otro tuvieron que cerrar sus aulas, mudando las clases a la modalidad en línea que, más que virtual, era una enseñanza remota de emergencia. Además de los retos pedagógicos y las trabas tecnológicas, las instituciones privadas enfrentaron retos administrativos debido a la crisis económica ocasionada por la crisis sanitaria; los padres de familia comenzaron, en unos casos, a pedir prórrogas y apoyos financieros; en otros, dieron de baja a sus hijos de los colegios. Toda esta información fue documentada en el estudio “El impacto del Covid-19 desde la voz de los colegios particulares”, coordinado por el ITESO y la Universidad Iberoamericana (Ibero) Ciudad de México y en el que se contó con la colaboración de la Confederación Nacional de Escuelas Particulares (CNEP).
Para obtener la información se aplicó un cuestionario que fue respondido por 336 directivos de instituciones privadas de casi todo el país —no participaron Quintana Roo ni Baja California—, de todos los niveles educativos (sobre todo educación básica y media superior). La coordinación del estudio estuvo a cargo de Luis Medina, por parte de la Ibero Ciudad de México, y de Juan Carlos Silas, por parte del ITESO, quien explica que decidieron hacer el estudio en octubre del año pasado “para conocer cómo estaban los directivos resolviendo el tema de la gestión de los colegios. Para entonces ya había mucha información sobre los alumnos, los profesores, pero no sabíamos nada del aspecto administrativo”.
Entre los hallazgos del estudio se encontró que muchos colegios registraron baja en la matrícula, ya sea porque los alumnos migraron a otras instituciones de menor costo o a la educación pública. En el caso de los alumnos que permanecieron en las instituciones, muchas debieron ofrecer apoyos a las familias, tales como descuentos, congelar las colegiaturas, eliminar cargos por retraso en pagos, condonar adeudos. “Los colegios más golpeados fueron los colegios pequeños o aquellos que sólo tenían un nivel educativo. Por ejemplo, las escuelas que sólo ofrecían preescolar se vieron más afectadas que aquellas cuya oferta incluye hasta bachillerato”, detalla Silas.
Si bien todas las medidas aplicadas en primera instancia tenían como propósito contener el impacto de la crisis económica ocasionada por la pandemia, la situación también arrojó algunos aprendizajes, dice el académico del ITESO. Por ejemplo, “todos los involucrados han aprendido nuevas formas de gestión, han desarrollado nuevas habilidades. Se amplió el bagaje de las prácticas pedagógicas, se reforzaron los vínculos con las familias y comenzaron a trabajar en conjunto”.
En la mayoría de los casos, las familias que optaron por pasar a la educación pública lo hicieron por falta de recursos económicos. Esto, a decir de Silas, anticipa un problema: si bien en el modelo a distancia las escuelas públicas han podido absorber toda la matrícula, las cosas se podrían complicar con el regreso a las clases presenciales, pues no hay infraestructura suficiente para soportar ese incremento.
Otro problema que ve el académico tiene que ver con el sello de los colegios. “Las escuelas particulares existen porque aportan algo diferente a lo que ofrece la educación pública. Pero al principio de la pandemia todos reaccionaron igual, hicieron lo mismo. Podemos decir que el sello propio de cada institución se diluyó. Ahora la cuestión es ver cómo van a hacer las instituciones para retomar ese sello”.
Un año después, el escenario está a punto de cambiar. Aunque se trató de una caída seria, Silas indica que hay señales para el optimismo. Dice que hay que observar lo que pase en Jalisco con el regreso para las asesorías presenciales y comenta que esta nueva dinámica plantea retos relacionados con la seguridad sanitaria, el costo que tendrá adoptar estas medidas y la logística a seguir. Sin embargo a pesar de las preocupaciones, “comienza a verse una luz”, finaliza.