Calidad en los laboratorios clínicos: un proceso de mejora continua que falta documentar
Por: Dr. en C. Eduardo Brambila, Dra. Mercedes Zirpoli y Dr. Carlos Vega*
Es un hecho que en la última década, las áreas de laboratorio clínico han procurado la mejora continua en los procesos que involucran la atención, diagnóstico, tratamiento y seguimiento al estado de salud de los pacientes. Sin embargo, aún existe un alto porcentaje de errores en estos laboratorios que afectan 95% de los costos adicionales para el cuidado de la salud.
También somos conscientes de que la participación del laboratorio clínico es crucial, ya que, los resultados de exámenes procesados en esta área son el principal indicador del estado de salud o enfermedad de las personas y también son la base para el 70% de las decisiones médicas.
Nuestro propósito como jefes de estas unidades médicas es promover la documentación, análisis y medición de los procesos que estamos llevando a cabo al interior del laboratorio en las fases de pre-analítica, analítica y post-analítica, para reducir al máximo los errores que impactan tanto en los pacientes como en el resto de los trabajadores de la salud; a su vez, mantener en alto los estándares de calidad de cada institución. Es por ello que, hoy en día, todos los laboratorios que tengan una acreditación internacional de calidad, deben cumplir con las indicaciones de la ISO 15189, la cual sugiere diversos aspectos a cumplir para tener una garantía sobre el funcionamiento del laboratorio, un control sobre los procesos, así como capacidad para satisfacer los requisitos técnicos necesarios para asegurar una información vital para el diagnóstico clínico.
Diversos estudios indican que 46% al 75% de los errores cometidos en el laboratorio corresponden a la fase pre-analítica, esto es, desde el momento en que un médico genera la solicitud de examen, pasando por la preparación del paciente, la toma, que incluye manipulación de los equipos e instrumentos de recolección, etiquetado y traslado de muestras de laboratorio.. Además de interferir en resultados incorrectos, los errores en la fase pre-analítica de un laboratorio repercuten en la atención integral de los pacientes, mayores costos intrahospitalarios, tiempos de respuesta para control o pronóstico de una enfermedad, desperdicio de material, entre otros.
Para mantener los estándares internacionales, cada laboratorio debe definir cuáles son los indicadores cuantificables que le resultan más convenientes para poder seguir sus procesos, evaluar cómo está su trabajo, identificar las oportunidades de mejora y hacer los ajustes necesarios con el personal indicado. Así mismo, debe ser una actividad con una periodicidad conveniente, bien sea, mensual, semestral o anual.
La Federación Internacional de Química Clínica (IFCC, por sus siglas en inglés) ha determinado en el año 2016 en Padua, 53 indicadores de laboratorio, de los cuales 28 son de pre-analítica. Para analizar los diferentes indicadores contamos con herramientas de calidad, por ejemplo para medir el ciclo de Deming (planificar-hacer-verificar-actuar), el DEMAIC (Diseñar, Medir, Analizar, Mejorar y Controlar) y ejemplo de herramientas para evaluar el riesgo del laboratorio como puede ser el Análisis modal de fallas y errores, el Estudio de las no conformidades, el Estudio de las acciones preventivas y correctivas. Algunos de estos nos han funcionado en laboratorios de Argentina, Chile y México.
Los indicadores de calidad en la fase analítica del laboratorio, tienen que estar relacionados con las funciones de esta fase, esto es, realizar las pruebas solicitadas a los análisis, obtención de resultados y validación e interpretación por especialistas en laboratorio. Por último, pero no menos importante, en la fase post- analítica que comprende la distribución de informes y el archivo de muestras, la gestión del almacén, la gestión de la calidad y el análisis estadístico.
En México, hemos encontrado últimamente que en la parte de post-analítica falta mucha comunicación entre el personal médico y el personal de laboratorio y esto impacta en el diagnóstico de los pacientes. Esto nos lleva a muchos errores e interpretación, como por ejemplo en los límites de referencia que no tenemos claro de dónde surgen o cómo se establecieron y tanto el médico especialista como el laboratorista siguen trabajando por su lado sin verificar la información.
En el caso de la Clínica Dávila en Chile, trabajamos durante ocho años con personal clínico (enfermeras, matronas y técnicos de enfermería) levantando datos clave día a día, para hacer las mejoras necesarias. Nos dimos cuenta que la capacitación continua con todo el personal es fundamental y sí hacía la diferencia, pero la raíz del problema está en la educación universitaria con que llega el personal que toma las muestras, pues en los programar escolares falta capacitaciones para el manejo de las variables pre analíticas y eso es lo que de verdad marca la diferencia para lograr el cambio en los estándares de calidad.
En conclusión, reiteramos la importancia de tener sistemas e indicadores de calidad en los laboratorios, que promuevan un cambio notable en los procesos de atención al paciente, manejo y recolección de muestras, manipulación de dispositivos médicos, interpretación de resultados, entre otros.
Así mismo, la mejora continua en las fases del laboratorio, requiere de un gran empoderamiento, y para esto tenemos que salir del laboratorio, comunicarnos con el equipo médico y el personal de enfermería, para que, en conjunto, logremos mejorar los estándares de calidad de todo el sistema de atención médica.