Arena suelta: Polvo eres y en polvo…
Por: Tayde González Arias. Las semejanzas humanas en cantidad son parecidas a las diferencias, cuando creemos estar de acuerdo y llevar una relación estupenda con otra persona porque nos agradan las mismas prendas, los mismos colores y sabores, visitar los mismo sitios o hasta las mismas personas por sus características o rasgos, ello suelen cobrar valor cuando llega la molestia o el enojo por entablar diferencias y no privilegiar el dialogo, ocasionando el problema el carácter parecido.
Cada uno somos distintos físicamente por el color de piel, la estatura, forma de rostro o de ojos, y sin embargo son dos oídos, dos orejas y una boca que nos mantienen iguales aunque el uso que le damos nos haga diferenciarnos y conforme a nuestro actuar otro tanto nos alejamos para ser únicos, parecidos pero no iguales, semejantes pero no idénticos, aunque por fortuna seamos de la misma especie y raza a la que denominamos humanos.
Cada que recodamos que somos iguales en derechos y obligaciones habrá que pensar también porque de todas las semillas que caen de la misma manera al suelo no todas germinan, pues así como esas semillas todos estamos en terreno fértil y pudiendo tener las mismas opciones algunas aprovechan más, las sombra, la luz o el frio y el calor para hacerlo. Estamos sobre la tierra para un fin claro, como es la prevalencia de la especie, aunque la meta real es ser felices, pero como esperamos la felicidad si poniendo dar más solo lo mínimo entregamos, si sabiendo que parte del crecimiento se basa en la superación escolar o el trabajo bien culminado, cosas que solo hacemos bien si obtenemos por fuerza la calificación más alta o el pago las elevado.
Para sentir satisfacción y estar bien como ser humano, algunos van a comprar hasta lo que no han de ocupar y otros se llegan a inyectar aquello que a la larga causa daño y de momento les da un placer que por su duración sea casi vano, buscamos en otros lados porque no nos conocernos o somos incapaces de encontrarnos a nosotros mismos, si se trata de estar relajados lo buscamos en el tabaco, las pastillas y todo cuanto contenga substancias psicotrópicas siendo estas las constantes que pululan por el mundo para buscar estar bien, y algunos creen concentrados, lo que no hemos sido lo suficientemente capaces de obtener sin tener que suministrarnos.
El éxito de las bebidas energetizantes, que dicho sea de paso representan en ventas números importantes, han logrado este excedente en gran medida por querer hacer del cuerpo la maquina más resistente que logra desconocer algunas veces los gritos de urgencia por el cansancio el estrés o el natural desgaste humano, a pesar de las advertencias de su uso moderado, el libre acceso a esas substancias a permitido que sean adquiridas por personas de prácticamente de cualquier edad, entre ellos algunos clientes lo son niños y jóvenes que alunas veces desconocen sus límites de consumo, mezclas o consecuencias del consumo en altas dosis, consiguiendo por otro lado a clientes frecuentes que los obtienen desde grandes almacenes hasta el más austero expendio, debido a que su consumo por la facilidad que se da sigue haciendo crecer la dependencia o adicción.
Si hasta los efectos de las drogas son distintos entre sus consumidores, cómo podemos seguir pensando en la uniformidad, o en la total similitud, que nos quieren hacer ver las campañas publicitarias y las marcas y los moldes que pasan por todos los medios, frente a lo que nos resta mantenernos en lo nuestro con agrado y gusto, con lo único que somos y lo original que representamos.
Vivir respetando las diferencias también nos hace iguales en derechos y en obligaciones y como hombres y mujeres, pero que no se pierda la buena costumbre de ceder el lugar a la dama o ayudarle a cargar lo pesado, y que no se vuelva tampoco solo un cumplido, o por cumplir protocolo, si no a conciencia de la estructura en el género que cada uno somos y representamos. La igualdad se lleva en el alma, se cobija en la conciencia y se vive a cada día, y en casa paso quedamos, así de la más fina zapatilla o de las vaqueras botas podremos en caminar el realce femenino y el valor del caballero.
Somos iguales por que nacimos así, nadie trajo en su nacimiento ropa cara o joyas, ni hemos de irnos del mundo llevando puestas todas las pertenencias, por lo que aquellos que piensan que se han de despedir del mundo llevándose las riquezas o que la inmortalidad les ha tocado, viven siendo parte de los pocos que aun viviendo aquí creen haber consumido algún elixir de esos que mencionan los cuentos que permiten vivir inagotables y bellos por toda la eternidad, pero como esa creencia hay otras que temo ya se ha de saber, y es que, de las partículas del polvo somos y en polvo las muerte nos convertirá.