Arena suelta: Un perfil humanista, necesario para gobernar.
Por: Tayde González Arias. El 20 de junio de 1959 fallece el filósofo Samuel Ramos, que trato entre otros temas, el de la cultura mexicana y el hombre entre algunos conceptos abrevaba que por el origen indígena del mexicano se tenían conductas de inferioridad y a su vez admiración al extranjerismo especialmente de los europeos, dicha condición ha trascendido a la historia y se la ha denominado “malinchismo” haciendo referencia a la mujer a la que la historia refiere como cercana a Hernán Cortes y que a su vez hacía las veces de traductora, mucho habría que analizar de este tema como de muchos otros y entre los historiadores y sociólogos las charlas en las que pudiéramos aclarar el tema serian innumerables por lo que la profundidad del debate la podemos dejar justamente a ellos, los expertos. Sin embargo, lo que si es menester en esta entrega es el perfil del hombre.
La historia patria, ha dado personajes dignos de describirse justo con un perfil apto para el gobierno, es decir para gobernar con sus bemoles pero que lograron de entre varios ser candidatos de sus partidos, llegar a una elección y lograr sentarse en la silla más deseada por la comunidad política; la presidencia de la república. Los destinos del país siguieron una línea según la visión de los mandatarios independientemente de que algunos sólo ostentaron el poder por unas horas, o por menos de los seis años en los que ahora la ley y la condición política de país lo permiten.
De los presidentes de la republica tenemos “los ciudadanos de a pie” una percepción sin estar o haber estado cercanos a ellos la descripción la podemos hacer desde sus planes sexenales de gobierno hasta los actos en los que su mano tuvo presencia, de tal suerte que algunos siguen siendo condenables o inolvidables como el del 2 de octubre de 1968 en donde la represión a manos del ejecutivo federal fue sobre pasada y que dejo mal parado al gobierno de Luis Echeverría Álvarez, frente a las acciones de Gustavo Díaz Ordaz.
Pasado el tiempo, otras menos dolorosas acciones como la implementación de un programa de inglés y computación en las escuelas y en las áreas rurales la colocación de computadoras y proyectores para desarrollar el programa denominado “enciclomedia” o las reformas educativas de las últimas administraciones, sin que previamente existiera una metodología para su implementación, talleres de información masiva antes de ponerla en marcha, capacitación atreves de las unidades regionales de educación en las que se puede asesorar el como operar importantes programas como se pretendían realizar, lo que puede ser posible mediante tantos y tantos centros educativos y de capacitación del magisterio con los que cuenta el Estado.
Algunos podrían argumentar que no se daría abasto la autoridad, a lo que se refuta perfectamente con la aplicación de algunos de los métodos que han imperado en nuestro país y eso es ir por zonas o por grupos y que una vez que algunos los manejen o lo sepan lo repliquen como una gran cadena, ello por su puesto al margen de no seguir llevando equipos eléctricos a donde ni siquiera hay energía eléctrica, lo que podría suponerse como la aplicación del sentido común.
Al inicio de este escrito hablamos de Samuel Ramos y proseguimos con los perfiles de ejecución laboral de algunas épocas en donde se han desarrollado políticas públicas acordes a algunos mandatarios en turno y es que aunque pudiera parecer tema aparte, resultan coincidir en que según la formación de quienes ostentan el poder es el rumbo que llevan los países en este caso México, y es que si bien es cierto que al ser presidentes, diputados o senadores postulados por algún partido ahora se legisla y se gobierna para todos también lo es el que se sigue arrastrando una manera de ver la vida y muchas veces con esa visión se hacen leyes y se gobierna. Lo que es importantes es por supuesto superar cualquier grado de inferioridad y tener gobernantes que ejecuten políticas humanísticas, de valores y de amor, de conciencia y afecto, que atiendan la salud en todos los sentidos y la justicia desde su apreciación y no sólo en la ejecución que visualicen a nuestra patria ejemplar para los otros, pero sobre todo para nosotros.
El perfil de la ciudadanía debe ser de colaboración y respeto a las instituciones, es decir, exigir por las vías correctas el buen funcionamiento del gobierno, jóvenes interesados en la política, niños felices que tomen en serio la escuela, abuelos que sean respetados y compartan de la experiencia y adultos maduros que no se ahoguen en un vaso de agua con problemas que pueden solucionarse, mujeres que se respeten entre ellas y eviten la crítica negativa entre su mismo género. No puede ser otra la cosmovisión del mexicano, que no sea la de la inclusión, el conocimiento de lo nuestro y el respeto ganado frente a cualquier visitante del exterior.