Arena suelta: No sólo de recuerdos vive en el hombre.
Por: Tayde González Arias. Los recuerdos representan más que los procesos por los cuales lo que ha pasado regresa a nuestra mente, son verdaderas imágenes mentales de historias de vida que nos pudieron marcar o sencillos acontecimientos que por el contexto, momento o tiempo, o terminamos de olvidar y regresan como caprichos necios a presentarse bien porque de pronto algo hizo que volvieran o el inconsciente les trajo.
Recordamos a los seres queridos y lloramos ante lo grande que fueron para nosotros, aunque también existen aquellos que prefieren no volver a vivir el tema triste con los parientes, nos acordamos también cuando fuimos a un lugar por la compañía, por lo agradable del clima o porque no fue una buena experiencia, como si la mente entre sus funciones atinara en seleccionar como las maquinas con la fruta, la buena, la mala y la regular, de tal suerte que hay cosas que nunca las recordamos otras que no se pueden borrar de nuestra memoria.
No podemos olvidarnos de donde venimos porque eso nos garantiza identidad, pero no podemos recordad todo lo que nos afecto en la vida, mucho menos hacerlo con rencor, lo que si es posible es tener presente como fue que frente a cualquier traba o limitación, nuestra alma y espíritu se tornaron indomables y fuertes para llegar a donde estamos, si aun no obtenemos lo que deseamos entonces recordar lo duro que es luchar debe ser nuestro aprendizaje y en lo sucesivo no tropezar con las mismas piedras.
También recordemos el modo de vivir de nuestros padres, reconociendo todo lo que hicieron por darnos una vida mejor, para vivir agradecidos y amorosos con ellos. El pasado de nuestro puedo y transitar por la calle en que de niños jugábamos con nuestros amigos a las escondidas, las canicas o la mátatela, los antojitos que vendieran en la esquina y el carácter estricto del maestro de matemáticas que te impedía preguntarle pero a su vez te mostraba disciplina y como querías ser o no en un futuro laboral. Recordar nos hace humanos, por que formo nuestro carácter, alineo nuestra sensibilidad y adorno el ser que somos.
Se nos fue el México del usted, el por favor y el gracias, los buenos días, las buenas tardes y las buenas noches como se va la noche o el día, que siempre nos recuerdan que pronto volverán, de modo que recordar en el respeto con el que se llevo a vivir entre los demás nos debe obligar a volver a atender las buenas formas o modos, pues del pasado como de las modas habremos de tomar lo que nos funciona y con lo que mejor somos y parecemos para si y los otros.
Recordemos también en lo social en temas como la política y la economía, pues si antes con menos comprábamos más y nuestras madres eran creativas ahora lo debemos de ser en mayor grado y si los políticos de antes dieron riqueza con propuestas y políticas eficientes reconozcamos su talento y apliquémoslo o exijámosles a los presentes de ser lo contrario y si lejos de haber tenido buenos burócratas se hubieran enriquecieron a costas del erario, si la corrupción fue tal que los índices mundiales dan razón de ello, o no hubieran hecho lo suficiente para tener autosuficiencias en áreas preponderantes como los alimentos o los hidrocarburos, entonces el recordar debe ser obligación para no seguir beneficiando con nuestra preferencia en las casillas a estas personas.
Yo recuerdo poder salir a la calle y jugar hasta las nueve de la noche y después de hacer la tarea cada día de la semana, también tengo presente que mi abuelo y abuela me enseñaron a llamarles papá y mamá, le bese la mano al párroco dela iglesia del pueblo y a mi padrino de bautizo y se que como en mi caso, usted mi querido lector debe tener muchos mas recuerdos que le han hecho ser como es y pensar como lo hace, lo que a más de hacerle único también le representa lo especial que es haber nacido en este país que con buenos recuerdos puede construir un futuro más que prometedor, especial, pues recordar es volver a vivir.