Arena suelta
Arena suelta
Por Tayde González Arias
Los “50 estados que conforman la República”, según la Secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana; Rosa Icela Rodríguez…
El inicio de los periodos de gobierno presupone cambios estructurales en la forma de gobernar, ello, debido principalmente a que las personas que toman las riendas de las distintas áreas de la administración son “nuevas”, o en su caso, aunque algunos responsables de área por distintos motivos se queden en sus cargos, o cambien de encargo tendrán que responden en sus acciones a las estrategias que se plantearon para cumplir con las promesas hechas en el campo electoral.
Aunque hay ejemplos de éxito de la continuidad, como es el caso del fútbol, que, al permanecer un Director Técnico, conoce a su equipo y sus alcances, así como el diseño de mejores tácticas tener buenas temporadas, no suele ser la panacea o la generalidad en las administraciones públicas municipales, estatales o federales, pues al arrastrarse vicios burocráticos, no se avanzan, sino que se estancan o hasta se retrasan las soluciones a las necesidades o conflictos. Por lo que si alguien se sostiene en un cargo debiera de ser fundado en los resultados favorables en sus funciones, más nunca por haber andado en campañas, y se le daba pagar, aunque no sea bueno en lo que hace, compre el espacio o negocie con cualquier otra cosa que no sea la excelencia en su labor.
Los cargos públicos además de que no son para siempre, no todo mundo está capacitado en lo profesional, ético o moralmente para ostentarlos, pues son oportunidades para dejar en la vida algo positivo a nuestros iguales, es decir a las y los demás, por lo que desempeñar cualquier tarea administrativa en algunos de los órganos de gobierno ha de hacerse con empeño y transparencia, y no se debe carecer de lo que en muchos lugares se le conoce como “don de gentes”, que no es no es más que desarrollar la habilidad para tratar con otras personas y relacionarse con ellas, atrayendo su simpatía y convencerlas de estar en el camino correcto por los buenos resultados.
Detenerse en algún momento o en determinado periodo del trabajo en la administración pública, vale la pena, pero no para pavonearse y por mero espectáculo mediático, sino como ejercicio de reflexión de lo que ha sido fácil y lo que no se ha logrado o costo mucho, de lo que falta o no se ha podido hacer y debido a qué factores no se ha podido avanzar o se ha tenido que retroceder. Claro es que no todo es “miel sobre hojuelas”, por lo que, todo aquel o aquella que, como líder de un municipio estado o nación, sale a informar sus “palomitas” omitiendo sus fallos, lo único que está haciendo es tendiendo una trampa para que no baje su popularidad.
Ningún pueblo necesita un personaje meramente popular en el cargo al mando, pero cualquier lugar del mundo requiere ahora y siempre a una persona honesta, transparente y crítica al frente de sus administraciones. No se ha de tratar de ser pesimistas, pero sí realistas, de tal suerte que se comprometa a la gente a seguir una ruta de colaboración colectiva en donde las cosas buenas las valore la mayoría, pero que también los retos que deban cumplirse, sean objetivos de todas y todos y no solamente se siga una sola voz, o se crezca a un personaje como líder, cuando está más cerca del mando de un jefe, que de la motivación y ejemplo de un líder.
El pasado primero de diciembre, se cumplieron los primeros tres años en el cargo del Presidente de México; Andrés Manuel López Obrador, y la mayoría de los datos apuntan que sigue existiendo una amplia aprobación por su gestión, lo que sin duda debe llenarle de satisfacción, pero a la vez debe llevarlo a un análisis real de las fallas que se siguen notando sobre todo en temas delicados como la seguridad o la salud pública, sólo por poner dos ejemplos en los que posiblemente urjan cambios trascendentes, y no sólo por los “50 estados que conforman la República” según la Secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana; Rosa Icela Rodríguez, en su último tropiezo, sino porque el número de muertos en México a manos de la delincuencia no han disminuido.
Y en materia de salud, entre varios asuntos que se podrían señalar, sobre todo, porque no veo que en tres años tengamos un sistema de salud “de primer mundo”, como en 2018, el propio Presidente López Obrador lo prometió. Para muestra de lo que se debe ajustar como en toda máquina que no está dando el rendimiento deseado, dejemos éstos dos ejemplos, pero usted querido lector, estimada lectora, seguramente ha de ver otras áreas de oportunidad para que en verdad podamos tener el gobierno que merecemos, más si por el contrario, considera que el camino es correcto y que todo “ok”, entonces que no caiga el ánimo porque no hay de qué quejarse cuando puede salir a casa sin temor a ser víctima del delito, cuando sabe que si enferma tendrá una atención médica de primera o que si acaso le cobran alguna renta, contará con la solvencia de pagar a tiempo.