Al primer trimestre de 2021, no hay transparencia en el gasto en salud, especialmente en el destinado a medicamentos
El primer trimestre del año se caracterizó por una disminución del gasto federal en salud: los 128.4 mil millones de pesos (mmdp) acumulados fueron 6.4% menores al gasto previsto.
Identificamos movimientos que alertan sobre un aumento en la discrecionalidad del ejercicio del gasto en la Secretaría de Salud:
El gasto que se ejerce a través del nuevo programa Atención a la salud y medicamentos gratuitos para la población sin seguridad social laboral. Al tiempo que se deshabilitan otros programas presupuestarios –y que fueron muy relevantes para financiar la atención de ciertos padecimientos–, en este se están concentrando los recursos. Lo inquietante es que no podemos saber cómo a partir de él se está distribuyendo el gasto para cada tipo de padecimiento o necesidad.
El giro hacia la producción estatal de vacunas y otros biológicos de la Secretaría de Salud, la mitad del gasto en medicamentos de esta secretaría se destinó a Birmex, empresa del Gobierno, pero al mismo tiempo fue recortado el gasto en medicamentos de otros programas. Queda la duda si esos programas han perdido su presupuesto para medicamentos y/o cómo serán afectados los pacientes.
El gasto de infraestructura, que se destinó en más de 60% a fideicomisos, instrumentos que le permiten al Gobierno ‘guardar’ el dinero y/o gastarlo sin rendir cuentas de manera apropiada.
Hay programas presupuestarios deshabilitados entre los que se encuentran el de Salud materna, sexual y reproductiva (-95.9%), el de Prevención y control de sobrepeso, obesidad y diabetes (-97.7%) y el de Vacunación (-99.6%). Es clara la falta de rendición de cuentas sobre la deshabilitación de tales programas presupuestarios y la concentración del gasto de salud en un nuevo programa general. La falta de transparencia dificulta, por ejemplo, darle seguimiento al gasto para la atención de la salud materno infantil, a las enfermedades crónicas y al programa de vacunación. ¿Cuánto presupuesto se va a asignar a la atención de estas necesidades?
Es muy importante que haya cambios en la gobernanza del gasto en salud. ¿Por qué esto es relevante? Sabemos que hay un grupo de legisladores que ya están trabajando en una reforma hacendaria y dentro de las iniciativas que podrían presentar durante el siguiente periodo legislativo se encuentran cambios al gasto.
Por este motivo, debemos contar con mecanismos que el presupuesto vaya a la salud y no haya subejercicio. Será muy importante que se etiqueten los ingresos y que contemos con mecanismos para que el Poder Ejecutivo rinda cuentas para solicitar autorización en los recortes en el presupuesto de salud.
Por último, y no menos importante, debemos saber como el Insabi está recuperando o no los presupuestos de padecimientos como la atención de la salud materna o atención y prevención de la diabetes.
El primer trimestre del año se caracterizó por una disminución del gasto federal en salud: los 128.4 mil millones de pesos (mmdp) acumulados fueron 6.4% menores al gasto previsto.
Identificamos movimientos que alertan sobre un aumento en la discrecionalidad del ejercicio del gasto en la Secretaría de Salud:
El gasto que se ejerce a través del nuevo programa Atención a la salud y medicamentos gratuitos para la población sin seguridad social laboral. Al tiempo que se deshabilitan otros programas presupuestarios –y que fueron muy relevantes para financiar la atención de ciertos padecimientos–, en este se están concentrando los recursos. Lo inquietante es que no podemos saber cómo a partir de él se está distribuyendo el gasto para cada tipo de padecimiento o necesidad.
El giro hacia la producción estatal de vacunas y otros biológicos de la Secretaría de Salud, la mitad del gasto en medicamentos de esta secretaría se destinó a Birmex, empresa del Gobierno, pero al mismo tiempo fue recortado el gasto en medicamentos de otros programas. Queda la duda si esos programas han perdido su presupuesto para medicamentos y/o cómo serán afectados los pacientes.
El gasto de infraestructura, que se destinó en más de 60% a fideicomisos, instrumentos que le permiten al Gobierno ‘guardar’ el dinero y/o gastarlo sin rendir cuentas de manera apropiada.
Hay programas presupuestarios deshabilitados entre los que se encuentran el de Salud materna, sexual y reproductiva (-95.9%), el de Prevención y control de sobrepeso, obesidad y diabetes (-97.7%) y el de Vacunación (-99.6%). Es clara la falta de rendición de cuentas sobre la deshabilitación de tales programas presupuestarios y la concentración del gasto de salud en un nuevo programa general. La falta de transparencia dificulta, por ejemplo, darle seguimiento al gasto para la atención de la salud materno infantil, a las enfermedades crónicas y al programa de vacunación. ¿Cuánto presupuesto se va a asignar a la atención de estas necesidades?
Es muy importante que haya cambios en la gobernanza del gasto en salud. ¿Por qué esto es relevante? Sabemos que hay un grupo de legisladores que ya están trabajando en una reforma hacendaria y dentro de las iniciativas que podrían presentar durante el siguiente periodo legislativo se encuentran cambios al gasto.
Por este motivo, debemos contar con mecanismos que el presupuesto vaya a la salud y no haya subejercicio. Será muy importante que se etiqueten los ingresos y que contemos con mecanismos para que el Poder Ejecutivo rinda cuentas para solicitar autorización en los recortes en el presupuesto de salud.
Por último, y no menos importante, debemos saber como el Insabi está recuperando o no los presupuestos de padecimientos como la atención de la salud materna o atención y prevención de la diabetes.