Arena suelta Por: Tayde González Arias Que la empresa busque al trabajador No el trabajador a la empresa
La carrera profesional es sin duda la aspiración más grande que prácticamente cualquier padre, madre, o tutor podrían aspirar para que su hijo o hija le obtenga o logre, se trata de la meta más próxima que el bachiller con hambre y sed de futuro podría proponerse recibir. La palabra carrera según la Real Academia Española (RAE) es la acción de ir corriendo de un sitio a otro, por lo que se supondría que se corre de la Educación Media Superior a la Superior, en el caso del Sistema Educativo mexicano. Aunque cabria mencionar que lo ideal no sería ir corriendo, debido a que se podría tropezar, sino de llevar un ritmo que permita transitar en este periodo, de la manera más correcta posible.
La misma Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (CPEUM), dice en su artículo 5o. que “A ninguna persona podrá impedirse que se dedique a la profesión, industria, comercio o trabajo que le acomode, siendo lícitos.” Por lo que que al tratarse de un objetivo compartido entre los padres e hijos, no existe impedimento alguno para que cuando menos se intente ser un profesionista o licenciado en alguna rama que se considere la adecuada para ejercer el resto de la vida, y que además sea suficiente una vez que se practique para bien vivir, sin embargo, algunas veces es una dificultad poder ingresar y terminar una carrera.
Una cualidad de los países en desarrollo es el alto nivel educativo de sus habitantes, situación que contrasta con nuestra nación, pues, aunque han existido gobernadores en algunos estados que se han atrevido a incorporar a las leyes, la educación superior como gratuita, es en sí hasta una burla, considerando que en los niveles básicos las escuelas a las que asisten algunos estudiantes están construidas con trozos de madera, plásticos y cartón.
La aspiración de seguir los estudios se dilucida por muchos factores, entre los que destacan la falta de recursos económicos, la adquisición de responsabilidades paternas o maternas debido a embarazos en edad escolar, o bien por la falta de espacios para el ingreso a las universidades, entre otros. Desde luego que los dos primeros problemas corresponden directamente a los estudiantes, quienes de recibir apoyos a través de becas, podrían continuar, o bien de recibir información reproductiva de manera puntual para evitar un embarazo a temprana edad, involucrando en menor grado a instituciones gubernamentales. Respecto a los espacios necesarios requeridos para la atención a la Educación Superior en sus diversas modalidades, si es un quehacer y una tarea urgente de atender, que corresponde directamente a las autoridades educativas, pues en ningún apartado,
ninguna ley excluye de recibir educación superior a nadie, por esa sencilla razón, la labor diaria de los funcionarios de la Secretaria de Educación Pública, debe encaminarse a la creación de la infraestructura necesaria, así como de contar con una plantilla docente suficiente para atender a cada hijo o hija de México que quiera tener una carrera.
El que termina una carrera es posiblemente quien mejor trabajo y salario tenga; una premisa que hasta la fecha muchos seguimos creyendo, sin embargo es también algo cada vez más difícil de sostener por el aumento de profesionales, licenciadas y licenciados que se dedican a todo menos a lo que estudiaron. Si bien la educación es el vestido de gala para asistir e la fiesta de la vida, encontramos los beneficios de terminar una carrera no solo en el salario, sino que también se espera que si se concluyeron los estudios profesionales se conduzcan de esa manera, de tal suerte que cuando se diga licenciada o licenciado, se actué con el decoro que ello amerita. No es fácil escuchar decir que alguien tiene una carrera universitaria y se ocupa en una labor que podría desarrollar alguien sin estudio, pero resulta más grave, cuando debido su descuido personal, o falta de seriedad en su conducción se llega a expresar sorprendido un “a poco”.
Hoy no es suficiente ser profesionista se necesita saber serlo, tampoco basta con decir que se concluyó la universidad si no contar con las herramientas necesarias profesionales desde luego, pero también para la vida que nos hagan conducirnos como demócratas, responsables y respetuosos de nosotros mismos y los demás.
Hemos llegado a un momento en el que tenemos que hacer un estudio incluso de todo lo que nos gusta y que podríamos estudiar como licenciatura, no sin antes conocer las exigencias del mercado laboral, pues la lista de las carreras que son mal pagadas crece, y aquellas que económicamente son más convenientes se mueven contantemente, y en ese dinamismo, tener claro que si se va a elegir tal o cual profesión, consideremos la situación del país en el que vivimos, en donde es necesario aferrarnos a los sueños para poder lograrnos, estudiar y mostrar empreño hasta titularnos y obtener la cedula profesional y por último ser el mejor en nuestro ramo, para que no tengamos que pelear el trabajo, sino que la empresa sea quien nos busque por ser absolutamente competentes.