«Y siguen las copas…»
Autor: Víctor Hugo Hernández Cedillo.
Quienes han tenido la oportunidad de caminar dentro de «Verde Valle», en «Gigantera» o en cualquier escuela de fútbol filial a Chivas, podrán haber percibido el dulce olor a próximas Estrellas Rojiblancas…
Desde aquellas cunas de futuros futbolistas, se logra ver como se forjan para representar al Equipo más Grande de México. Al momento en que llegan los niños y los jóvenes a entrenar, van con una sonrisa de oreja a oreja, algunos llegan caminando, otros en bicicleta, otros simplemente bajan desde los autos de sus padres. Todos sin excepción, se saludan como si fueran hermanos. Enlazan sus manos con extraños saludos, muy a su moda; otros sólo chocan las palmas de sus manos con quienes se encuentran a su paso. En algunos niños, el atuendo de futbolista les queda holgado y los shorts les llegan por debajo de la rodilla; son pequeños y se sienten grandes estrellas. Y si. Si lo son. Porque a su corta edad ya tienen definido su futuro. -No como este tecleador, que a sus 19 años aún no sabía que hacer con su vida-. En sus mentes, desean vestir y defender estos colores rojiblancos y la Historia que nos respalda. Anhelan un sueño, el cual ya lo tienen visualizado…
Los jóvenes, llenan mejor los uniformes con sus cuerpos más desarrollados, se les ve más estilo y mejor juego en el terreno que a los pequeños. Cuando corren por el césped, sean niños o jóvenes, y van tras el balón, se les nota en sus rostros, un hambre y una pasión que nunca deben perder, parecen como sí fueran profesionales que se juegan el título en su último partido. Su amor en el campo de entrenamiento, está plasmado ahí por el amor a la playera. Cuando pudieran estar jugando a algo diferente, pensando en otras cosas, viendo televisión o durmiendo en casa. Ellos no esperan más, el tiempo se les hace corto. Sus sueños son miles, a diferencia de los años que tienen por delante. Cada minuto invertido, implica un desgaste físico del cual no ganan dinero. Algunos tal vez, ni siquiera vivan de esto. Sus padres, invierten ciertas cantidades de dinero en esta carrera, la cual a veces no es fructífera, pero ninguna carrera es segura, -diría yo-.
Algunos tal vez se sientan presionados por los padres, otros tal vez deserten. Pero los padres siempre apoyan con todo a sus hijos desde las tribunas, junto a otras familias que gritan sus porras que ya tienen bien estudiadas. Portan el nombre de su hijo impreso en unas camisetas rojiblancas. Algunos hacen sonar las matracas y las cornetas, las voces de las madres, son las que destacan de entre el bullicio. Todos estos diamantes en proceso de pulirse que continúen, tendrán el siempre condicionamiento por los jugadores extranjeros, de una liga en la cual prevalecen los de fuera, que los nacionales. Habrá que luchar para debutar y después, para destacar entre una gran cantidad de fichajes.
Sin embargo, en el Clausura 2017, Chivas fue el que más debutó con un total de cuatro jugadores. La base sigue siendo el equipo que confía en esos sueños que salen de estas cunas. El Club Guadalajara siempre ha apostado más por la nacionalidad, que por el renombre internacional. Chivas es una potencia en sus canteranos, que no necesita de costosos drafts, ni de estrellas infladas. Chivas busca en el corazón de sus jóvenes mexicanos, esa garra que los sigue manteniendo en la cima de los equipos más ganadores.
La prueba real de estas cunas, se volvió a dar el pasado domingo en Chivas, esta vez en su tercera división. Chivas sigue marcando el ejemplo de lo que se debe hacer para seguir exportando esos sueños que se generan de entre los 14 y 19 años. La base de todo es mantener esos anhelos y seguir confiando en el talento nacional. Para seguir demostrando que para sobresalir, no se necesita más que de eso, que tanto se traes en la sangre y cuando ya sabes lo que quieres ser de grande…
¡Felicidades a los jóvenes por el título en tercera división, futuros jugadores de primera división, que sigan las Copas en Chivas…!
Twitter: @Vichhc